Mario Pérez Langa

Foto: Mercedes Rodríguez ©

Mario Pérez Langa 

Mario Pérez Langa nació en Calatayud el 25 de abril de 1990.

Pasó su infancia entre caballos, disfrutando en sus vacaciones y los fines de semana de los que había en la casa de sus abuelos paternos en Villafeliche.

Comenzó saliendo de alguacilillo en los pueblos de alrededor y alguna vez toreó alguna vaca sin tener siquiera las nociones básicas de lo que era torear a caballo. Siendo un adolescente, se escapó de casa y se fue a pedir trabajo en una finca donde había caballos, para ganar por sí mismo el dinero que necesitaba para llevar a cabo su proyecto de ser rejoneador.

No había pasado mucho tiempo de aquella escapada cuando Pablo Hermoso de Mendoza se cruzó en su camino, una tarde que le vio torear en un pequeño pueblo y le ofreció ir a su casa un día. El Maestro le hizo montar varios caballos y, después de verlo, le propuso que se quedara allí, trabajando para él. Aquello supuso un giro radical en su vida y en su carrera como torero a caballo, durante años, Mario pasaba en casa del Maestro todo el tiempo que él no estaba en México y se fue formando, como jinete, como torero y como persona.

Mario fue comenzando poco a poco su carrera como rejoneador, toreando en plazas de tercera y preparando sus propios caballos.

El 16 de octubre de 2016 tomó la alternativa en Zaragoza, con Pablo Hermoso de Mendoza de padrino y Lea Vicens de testigo.

En 2017 toreó 27 festejos, uno de ellos en plaza de primera (Zaragoza) y dos de segunda (El Puerto de Santa María y Teruel), cortando un total de 49 orejas (una de ellas en Zaragoza y otras dos en Teruel).

Mario encara su segunda temporada como rejoneador de alternativa, con la ilusión de siempre, pero consciente de la dificultad de hacerse hueco en las grandes ferias. En la actualidad, cuenta con catorce caballos, alguno de ellos son potros que aún no se han presentado en público, pero que se están preparando para cuando surja el momento. Su cuadra se ha ido formando poco a poco, eligiendo caballos cuyo carácter o genealogía hacía intuir que podían ser toreros. El mayor orgullo de Mario es que casi todos los caballos que posee hoy en día llegaron a sus manos de potros, no sólo por cuestiones económicas, sino porque a él le gusta domarlos, hacerlos a su mano y a su forma de entender la equitación y el toreo. Y eso se nota luego en la plaza, donde jinete y caballo han de mostrarse como un solo ser. El concepto de Mario Pérez Langa es intentar llegar al espectador, pero sin salirse del toreo clásico, disfrutando y haciendo disfrutar al público. En su monta se aprecia la confianza que transmite a sus caballos, que se muestran flexibles, ligeros, sin tensión. Salta a la vista la “escuela Pablo Hermoso de Mendoza”.

TEXTO: MERCEDES RODRÍGUEZ

 

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