Lea Vicens y Bertín Osborne cuelgan el ‘No hay billetes’ en los Mano a Mano de la Fundación Cajasol

El Teatro Cajasol acogió ayer una nueva entrega del ciclo los ‘Mano a Mano’ de la Fundación Cajasol. El acto fue presentado por el periodista y director de Toromedia, José Enrique Moreno y tuvo como protagonistas a la rejoneadora francesa Lea Vicens y el cantante y presentador Bertín Osborne. Ambos abordaron el tema ‘El toro y el caballo’, punto de partida de este encuentro, el número 53 de un ciclo que se celebra en Sevilla desde 2007. 

En este encuentro se trataron muchísimos temas –y se puso mucho humor- volviendo a poner de manifiesto el poder de convocatoria de la iniciativa. El salón de actos de la Fundación Cajasol se llenó hasta los topes de ese público reconvertido en parroquia fiel que recibió con una fuerte ovación a los invitados, que recientemente han colaborado juntos en la grabación de un videoclip del cantante. Rompiendo el protocolo habitual, Bertín y Lea aparecieron por el fondo del escenario. El cantante, desde el minuto uno, se sintió a sus anchas reconociendo que los oficios de Alfonso Rodríguez ‘El Cani’ habían sido fundamentales para sentarlo junto a Lea en el escenario del auditorio de la Fundación Cajasol.

¿Te gusta Lea como rejonadora? Fue la primera pregunta del moderador. “Me gusta de cualquier manera”, contestó Bertín que se definió, como buen Sagitario, como “medio caballo”. “No te voy a decir de qué mitad”, bromeó Osborne que evocó una infancia y toda una vida vivida y sentida a lomos del animal. “Son tu mascota, tu amigo, tu familia, tu herramienta de trabajo, mi obra de arte…”, apostilló la amazona francesa añadiendo que los caballos “tienen corazón, sienten dolor y cambian de ánimo”. “Todos los caballos tienen su personalidad”, añadió Bertín, que también confesó sus pinitos como rejoneador de la mano de Fermín Bohórquez Escribano. “Es muy difícil”, reconoció el cantante. “Conozco a muchos toreros y su profesionalidad está fuera duda pero la dedicación de Lea con sus caballos todos los días del año… no conozco a nadie que le dedique más tiempo”, señaló.

“Los caballos hay que domarlos por la paz siempre; si no, tienes un peligro en la cuadra”, prosiguió Bertín, marcando la “paciencia y la mano izquierda” como claves de esa preparación necesaria para dominar y preparar a la bestia. “Tienes que mandar en él, pero con suavidad”, añadió Lea, que recordó a un único caballo imposible de dominar en toda su trayectoria. “Yo me he criado con una ganadería brava en casa, se lidiaba como María Teresa Osborne y hoy es la de Dolores Aguirre”, explicó Bertín Osborne, contando los tiras y aflojas con la ganadera vasca en torno al uso del hierro familiar. El acuerdo final fue herrar los toros de los Aguirre con el antiguo hierro de los Osborne que también serviría para marcar los caballos del cantante.

Pero había que ahondar en los comienzos profesionales de Lea Vicens, que aterrizó en España de forma casual mientras estudiaba la carrera de Biología en Montpellier. El encuentro con Ángel Peralta fue providencial. Vencidas las primeras reticencias y dificultades se decidió a rejonear. “Compré un potrito, lo domé y de forma milagrosa y sin saber nada ha toreado conmigo y es un caballo figura que se llama ‘Gacela’, confesó. “Don Ángel, más que un maestro, era un genio. Estaba doce horas conmigo diariamente en el picadero y se montó a caballo en la plaza de Nimes para darme la alternativa en la plaza de Nimes”, relató la rejoneadora afirmando que la consecución de su sueño sólo había sido posible gracias al concurso de Ángel Peralta.

Y con Bertín llegaron las risas. “Martín Pareja es uno de los tíos con más gracia que yo he conocido en mi vida; se metió en mi casa para entrenar y estuvo dos años”. “Me montó allí un lío, una plaza de tientas, unas mangadas… aquello fue una tragedia”, prosiguió el presentador, que un día decidió cortó por lo sano. “Allí toreó hasta El Juli y Paco Ojeda; les soltaba la misma vaca siete veces… pero allí no aparecían los papeles de las vacas. Un día salieron de allí, menos un semental que se quedó en casa y al que hubo que matar de un tiro”.

“Esa ha sido mi única experiencia de ganadero de bravo y no pienso tener vacas nunca más”, siguió Bertín, recordando que su padre, que sí había sido un ganadero en serio, se echaba las manos a la cabeza.

Fotografías: ©RAMÓN AZAÑÓN

 







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