Medina de Rioseco (Valladolid) ha tributado durante las últimas semanas un emotivo y merecido homenaje a Ángel Peralta, el afamado rejoneador que organizó durante más de medio siglo un festival a beneficio de la residencia de ancianos de la localidad por el que pasaron los más afamados diestros del momento.
El 16 de junio tenía lugar la inauguración de la exposición “Va por usted, don Ángel”, a la que, además del alcalde riosecano, David Esteban, asistieron la viuda del rejoneador, Encarnación Rizo, y los veteranos diestros Rafael Peralta y Jaime Ostos, junto a otros familiares y amigos muy allegados. La sala de exposiciones de la Casa de Cultura se convertía en una plaza de toros para contar la vida del afamado Centauro de las Marismas por medio de numerosos carteles y fotografías, además de objetos personales cedidos por la familia del rejoneador como algunas monturas, trajes, sombreros, espuelas, zajones o el fundón de los rejones, entre otros objetos.
Mientras que Rafael Peralta manifestó que Rioseco “ha sido siempre nuestra segunda patria”, Jaime Ostos no olvidó traer al presente que le debía la vida a don Ángel, en recuerdo de cuando el afamado rejoneador le salvó la vida en la plaza de toros de Tarazona después de una grave cogida. Por su parte, el alcalde, David Esteban, agradeció a los familiares su presencia para participar en “un merecido homenaje”.
Más tarde, la plaza de toros, en la que tantas veces toreó el rejoneador, acogía el descubrimiento de una placa conmemorativa en la que se leía la frase “Medina de Rioseco a don Ángel Peralta, Hijo Adoptivo de la ciudad, gratitud y memoria”, junto a los años de su nacimiento y fallecimiento, 1926 y 2018. Conducida por el periodista riosecano José Ángel Gallego, la velada estuvo llena de emociones con una tertulia con Rafael Peralta y Jaime Ostos, en la que no faltaron la proyección de audiovisuales sobre la carrera artística del diestro sevillano, así como las impresiones de sor María Domeño, una de las monjas de la Caridad que, en aquel lejano 1954, fue a pedir ayuda a Ángel Peralta para organizar un festival en beneficio de los ancianos; el cardenal Carlos Amigo; Los del Rio o Pablo Hermoso de Mendoza.
Al día siguiente se celebró una ofrenda floral junto a la escultura de Ángel Peralta en la residencia de ancianos, de la que fue benefactor y, posteriormente, se ofició una misa funeral en memoria del rejoneador. El homenaje tuvo su mejor colofón el 22 de junio, cuando, durante las fiestas patronales, se celebró el festival taurino, en el que Fermín Bohórquez, Hermoso de Mendoza, Andy Cartagena, Joao Télles, Lea Vicens y Guillermo Hermoso, harán el paseíllo en el viejo coso riosecano para lidiar novillos de Fermín Bohórquez y El Capea.
Un caballo negro de Lea Vicens, sin jinete, con la R de Rancho Rocío, llevado del bocado por Ángel Peralta Astolfi, la viva imagen de su abuelo, abrió el paseíllo. El Centauro de las Marismas regresó al ruedo riosecano en miles y miles de recuerdos de más de medio siglo. Un paseíllo que finalizó con un emotivo minuto de silencio y un gran aplauso, a la vez que el alcalde riosecano, David Esteban, entregase “un trocito de la ciudad” en forma de réplica de su escudo a todos los rejoneadores, así como a Ángel Peralta Astolfi, en agradecimiento por su presencia en el festival. El propio Peralta Astolfi recitó un emotivo poema en el que aseguró que su abuelo “ya estaba cabalgando en las marisma del cielo”. Gran tarde de intensas emociones, de recuerdos y del mejor arte taurino la que vivió Medina de Rioseco. El centenario coso del Carmen, como algunos de aquellos memorables cincuenta festivales a beneficio de la residencia de ancianos de la localidad, se volvió a llenar como 4.000 espectadores para rendir tributo a la memoria de Ángel Peralta.
Como no podía ser de otra manera, en el plano artístico, con el plantel de figuras del rejoneo del cartel, la tarde fue excelente. Una oreja para Fermín Bohórquez, dos para Pablo Hermoso de Mendoza y Joao Ribeiro Télles y dos y el rabo para Andy Cartagena, Lea Vicens y Guillermo Hermoso rubricaron un gran festejo en el que cada uno de los diestros dio lo mejor de sí a sabiendas de que se trataba de rendir homenaje al gran maestro. Un éxito al que también contribuyeron los seis astados de Fermín Bohórquez y El Capea, que, con su bravura, permitieron el lucimiento de los rejoneadores.
Ángel Peralta, por derecho propio, ya forma parte de la memoria de la Ciudad de los Almirante.
Textos: Miguel García Marbán / Fotos: Fernando Fradejas